Muy pocas personas tienen la vida
que desean tener, nadie sabe que le deparará el futuro, y para llegar a donde
estamos, algunos hemos pasado por momentos que deseamos borrar de la memoria.
Quisiera que mi yo del presente viajara
al pasado y le pegará tal hostia para que espabilase y no cometiese los errores
del porvenir. Y como aún no he encontrado la forma de conseguir eso, me
conformaré con atormentar a las personas que hacen que mirar atrás sea un gran suplicio.
Pero claro, esto solo son palabras, todo son palabras, palabras que no llegan a
ningún lado, palabras que se escriben pero que no son capaces de dañar…
Palabras que se desvanecen, que ya no existen. Y, por supuesto, de lo vivido se
aprende.
Miro mi futuro, y veo muchas
opciones, me veo aquí y me veo allí, estoy en todas partes y a la vez en
ninguna. Es algo que a la vez me gusta y por otra me desconcierta. No me queda
otra que dar tiempo al tiempo, vivir mi presente e intentar no perder lo que, hoy
en día, para mí es importante, y no como tiempo atrás del cual ya no me queda
nada.